Tras la muerte de un Papa, obispos, arzobispos y cardenales de
todo el mundo se reúnen en Cónclave para elegir a su sucesor. Después de
varias votaciones infructuosas, que se anuncian con la salida de una
humareda negra, se ve, por fin, la "fumata bianca" que indica que
"habemus papam". Los fieles que se han congregado en la Plaza de San
Pedro esperan con entusiasmo y fervor que el nuevo pontífice, siguiendo
la tradición, se asome a una de las ventanas que dan a la plaza. Sin
embargo, esperan en vano. Por alguna razón, el nuevo Papa no parece
estar en condiciones de soportar el peso de tal responsabilidad.
Mientras la inquietud se apodera del mundo católico, en el Vaticano, se
busca desesperadamente una solución para superar la crisis.